El inicio de su historia aquí comienza en nuestras granjas de lactancia, donde los terneros pasan sus primeros dos meses de vida. Esta etapa es crítica para su desarrollo inicial y está supervisada cuidadosamente para garantizar un comienzo saludable.
Después de esta fase inicial, los terneros pasan a la fase de engorde, una etapa igualmente crucial en su crecimiento. Aquí, dedicamos entre 8 y 10 meses a asegurarnos de que estos animales se desarrollen de la mejor forma posible para conseguir la máxima calidad.
Nuestras granjas de engorde son testigos de nuestro compromiso con el bienestar animal. Hemos diseñado estas instalaciones metódicamente, invirtiendo recursos y conocimientos para garantizar que cada becerro tenga las mejores condiciones posibles mientras crece y se desarrolla. Esta dedicación se traduce directamente en la calidad excepcional de la carne que ofrecemos a nuestros clientes.